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ES-Begonte

Baamonde se une a otras ampas para defender los servicios en el rural

Por 8 Febreiro, 2021Sin comentarios

Las asociaciones de madres y padres de alumnos de los colegios del Baamonde, O Courel, Navia y Baralla se han unido en una plataforma conjunta, Anpas do Rural, para hacer un frente común en sus reivindicaciones a favor de la defensa del servicios educativos en el rural.

Desde la nueva plataforma explican que nacen con la intención de “dar visibilidad a nuestro problema común, que no es otro que el continuo goteo de cierre de servicios en nuestra tierra, que empieza a poner en peligro a pervivencia de la población en la misma”.

“Esta plataforma nace con el afán de colaborar en la medida del posible en la divulgación de nuestra realidad frente al relato que solemos escuchar por parte de la Xunta, que por otro lado admite que son gestoras ajenas a la realidad de nuestra tierra quien está diseñando las medidas a tomar en ella. Cómo va una gestora de Madrid o incluso de Santiago a conocer, desde su despacho, la realidad de la Montaña de Lugo o de A Terra Chá?”, explican.

El centro de sus quejas radica en la modificación del servicio del transporte escolar que, dicen, “alarga las rutas escolares hasta una hora, esto dos veces al día hace que los niños y niñas pasen dos horas en el autobús para algo tan básico como su escolarización”. El tiempo de ocio de los escolares, añaden, “no lo puede gestionar la Xunta ni la empresa de transporte”.

Se oponen de igual modo al cierre de colegios, como se baraja en Baamonde para abrir un conservatorio de música. “Nada puede justificar el cierre de un colegio en la zona rural, puesto que ninguna otra actividad es tan importante como esta”, dicen. “Mientras que nuestros políticos firman con la mano derecha la ley de impulso demográfico, con la izquierda siguen cerrando más y más colegios como el de Baamonde, y los que mantienen abiertos los precarizan tanto que se vuelven inviables de hecho, como en el caso de O Courel, Navia y Baralla”, denuncian.

INVERSIONES

El eje de las quejas de este grupo radica que en “los niños y niñas del rural llevan años perdiendo servicios por ser considerados números. Cuando a la consellería no le dan los números para mantener un servicio en el rural, en vez de fomentar políticas activas de incentivo de la población (cómo tantas hemos visto por España) se limita a cerrar el servicio de forma que ahonda en la despoblación”.

Aseguran por tanto que invertir en educación no puede considerarse un gasto. “Para nuestros representantes públicos la educación es un gasto y por lo tanto su intención siempre es minimizarlo”. Añaden también que “el tiempo libre de nuestros hijos y hijas no lo puede gestionar ni la Xunta ni la empresa de transporte. Comprendemos que la administración trate de optimizar recursos pero la primera prioridad nunca debe ser económica por encima del bienestar de los niños y niñas. Las modificaciones en el transporte de la montaña de Lugo alargan las rutas escolares hasta una hora, esto dos veces al día hace que los niños y niñas pasen dos horas en el autobús para algo tan básico como su escolarización”.

Levantan un grito unánime de “no al cierre de los colegios en el rural. Nada puede justificar el cierre de un colegio en la zona rural puesto que ninguna otra actividad es tan importante como ésta. Esto esta a pasar hoy en Baamonde donde se pretende cerrar el colegio para abrir un conservatorio de música privado, condenando a treinta niños y niñas al desarraigo bajo la premisa, según palabras del propio alcalde, que total tarde o temprano el rural ve a ir a menos… Nuestros niños y niñas no tienen cines ni teatros, ni bibliotecas, ni museos. Todas esas cosas se hicieron también con nuestros impuestos y para disfrutarlas tenemos que desplazarnos kilómetros. En contraposición tenemos aire puro, tranquilidad y una escuela como nexo de unión de la comunidad, en la que se enseña desde matemáticas hasta qué hortalizas plantar en cada temporada. Por eso no podemos quedar impasibles mientras nos sacan hasta el más básico”.

Consideran que el fin de la escuela es el inicio del fin de las comunidades rurales, y, por lo tanto, “de quien mantiene nuestros bosques limpios, caminos transitables, mantiene la lengua, en fin, quien lleva siglos dibujando nuestro paisaje y es reservorio de una parte esencial de nuestra cultura colectiva”.