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Nacimiento del Miño: El Pedregal de Irimia o Fonmiñá

Por 29 Marzo, 2021Sin comentarios

Por Miriam Fernández

Sin duda, el río Miño es el torrente de agua más importante y caudaloso de todo Galicia y uno de los más importantes de España, conocido cariñosamente por los gallegos como el Pai da nosa Terra. Al largo de sus 318km de canal principal, el río Miño recorre tres de las provincias de nuestra comunidad (Lugo, Ourense y Pontevedra), actuando nos sus últimos 78 km como frontera natural y administrativa con Portugal antes de desembocar en el Atlántico. En su caminar recibe también las aguas de varios ríos como lo Ladra, el Avia, Tela, Rubio, Neira, Arnoia, Mouro y Coira, entre otros, y con un afluente principal, el Sil, aportándole el doble de caudal en su confluencia (Os Peares).

Durante muchos años el debate sobre el nacimiento del Miño estuvo marcado por diferentes hipótesis y en base a dos localizaciones ubicadas en dos ayuntamientos vecinos, Meira y A Pastoriza, las cuales defendían respectivamente como origen independiente los lugares del Pedregal de Irimia y la laguna de Fonmiñá. Con el objetivo de aclarar estas dudas, geólogos y expertos en hidrografía instalaron medidores en distintos puntos de la Sierra de Meira y en la laguna para comprobar la profundidad de las fuentes, concluyendo que la Sierra y el Valle de Meira están situados sobre una gran balsa de agua que aflora la poca profundidad en distintos puntos, estableciendo el Pedregal como la fuente inicial y más elevada.

Por tanto el correcto es afirmar que el río Miño nace en el Pedregal de Irimia, Ayuntamiento de Meira, a unos 695 metros de altitud y a los pies del Pico del Horno de Martín, bajo una colada de piedras de tipo periglacial depositadas de forma natural hace miles de años por lenguas de hielo, las cuáles se distribuyen de forma descendente al largo de unos 700 metros con una característica forma de embudo. En el final de esta formación geológica salen a la vista las primeras aguas del Miño, las que poco a poco irán sumándosele otras fuentes como las de O Porto da Pena, la del Rego de Feás, la de Regolongo, Fonte da Pena, Valiña, Paredes, Fonmiñá, etc.

Como se cabía esperar, esta imagen singular en la que las rocas y el agua son las protagonistas, dio origen a diferentes leyendas, como la que atribuye la presencia de tantas piedras a una Gorgona que petrificou hombres, a la maga Irimia que las colocó allí para impedir que los monjes de Meira pudieran beber de aquellas aguas (ya que la querían expulsar del lugar por no pagarles la renta), o la que cuenta que fue obra del mismo diablo que se llegó hasta el lugar con sus secuaces, cargados de piedras para tirarles a los monjes, más los rezos de esos los hicieron huir dejando el cargamento atrás. Otra historia famosa habla sobre un matrimonio mal llevado y el conjuro de la doña contra su hombre en el que unos pájaros enormes comenzaron la guindarle piedras, batiéndole con una de ellas en cabeza y tirándolo al suelo. De la sangre que salió de la cabeza del bueno del hombre surgiría el río Miño.

Aunque el propio nacimiento del Miño tenga origen en Meira, se puede decir que la Laguna de Fonmiñá en A Pastoriza es la fuente más conocida e importante de aquellas que se suman al caudal del Miño poco después de nacer. Esta alberca es una afloración de aguas profundas de 350 m2, de origen cárstico y en ella emerge el agua subterráneo en distintos puntos, perceptible por medio de burbujas que suben hacia superficie del agua conocidos como “los ojos del Miño”, característica que seguramente creó la idea de que el río se originaba aquí. Alrededor de la laguna se creó un hermoso área recreativo aprovechando la importancia paisajística que la incluye en la Reserva de la Biosfera, con pasarelas de madera y rutas de senderismo que nos permiten contemplar la riqueza natural de la zona y los aledaños. En 1969 Magín Picallo y Manuel Mallo crearon el conjunto escultórico dedicado al dios Breogán y que se instaló en las cercanías.

Las leyendas tampoco son ajenas la este enclave, pues existen relatos sobre un pueblo inundado del que aún resuenan las campanas y sobre una pareja de bueys con un carro y el dueño que se sumergieron en las aguas para nunca más sair la flote.

Dejando los debates a parte, tanto el Pedregal de Irimia como la Laguna de Fonmiñá son dos enclaves importantes de la geografía lucense que forman parte esencial de la historia de nuestra #Terra y de nuestro “Padre Miño”, así como de todo el patrimonio natural, material e inmaterial que alrededor se originó al largo de los siglos.