Tras tres semanas de la sexta excavación del castro de Saa, los arqueólogos encontraron un machado de bronce y dos estancias circulares.
El Castro de Saa comenzó la sexta campaña de las excavaciones con sorpresa y abriendo nuevas líneas de investigación. En esta sexta sesión los trabajos consisten en la limpieza, excavación y consolidación de las estructuras, todo lo eres nuevamente financiado íntegramente por el Ayuntamiento de A Pastoriza.
Los objetivos de esta campaña consisten en excavar cien metros cuadrados más en dirección norte, que supone a continuación de las dos campañas anteriores, levantando en dos sectores.
Uno de estos es la muralla, donde se continúa trabajando descubriendo el paramento interior y la parte superior para su consolidación.
El otro sector en el que se trabaja es en seguir descubriendo la estrututa de la vivienda, que estaba parcialmente finalizada ya de excavar en sesiones anteriores y que descubrió dos habitaciones y un vestíbulo.
Ahora mismo están en la tercera semana de excavación y los resultados son bastante buenos, como subraya el director de la excavación, Emilio Ramil, “tanto desde el punto de vista de la conservación de la estructura doméstica, como de la propia muralla”. La sorpresa fue que prácticamente al inicio de la excavación, cuando retiraban lo derribe de la muralla, encontraron un machadito de bronce de talón y dos sortijas que la tipología coincide con un anzuelo, es decir, una herramienta que usaban para trabajar la madera.
Los expertos dataron este hallazgo en el bronce final, entre lo 1.200 y 800 antes de Cristo, antes de la Edad del Hierro, por lo que lo sitúan anterior al propio castro, posiblemente de 600 años antes.
“El que pasa con este material de bronce, en otros casos ha salido alguno en otra excavación similar y luego aparece en depósitos ocasionalmente o en hallazgos casuales, los dicen que no se corresponde con la cronología del castro. Este tipo de material simplemente se conservó y se reutilizó. Es algo cómo lo que hacemos hoy en día, que lo mantenemos como recuerdo de un material antiguo”, explica Ramil. El que sí tiene es pegadas de uso, y que fue utilizado realmente para trabajar la madera.
Pero no es este el único hallazgo hasta ahora, ya que siguen encontrando restos de todo tipo de cerámica, tanto de la época castreña cómo de la galaico romana, así como otro material de construcción como clavos de hierro, algún bronce (parte de fígula y alguna lámina) y luego molinos de mano. El año pasado habían salido 5 o 6 molinos, ya que trabajaron más bien en la zona de la cocina, donde había un lar y varios puestos de fuego.
Pero día a día siguen apareciendo pequeñas joyas de la historia. Además de la recuperación completa de la estructura de tres habitaciones, están desvelando la existencia de dos construcciones nuevas, que parecen circulares, posiblemente de la primera fase de ocupación del castro, o sea, de época totalmente castreña. Una de ellas, muy próxima a la muralla, está rumbo por la posterior edificación de la vivienda galaico romana.
La segunda de estas viviendas es oval, también que se corresponde con la primera etapa de ocupación. Aunque todo está en proceso de investigación, como explica Emilio Ramil, ya que tienen por delante dos semanas para seguir ampliando los conocimientos.
Tras estos trabajos las conclusiones y aportaciones a la historia son muchas ya que se trata de un castro muy bien conservado y en cada una de las excavaciones se fueron cumpliendo los objetivos previstos “aunque aparecen novedades como la del machado, pero el resto se va correspondiendo con las estimaciones previas”, subraya Ramil.
Pero además del machado, en esta sexta excavación destaca la aparición de las estructuras circulares como una gran aportación a la investigación. “Es la primera vez que salen estructuras circulares, castreñas y eso nos está hablando lana histórica del castro y las dos épocas que coexisten”, concluye.
