Club Parapente Ferrol: La emoción de volar en A Mariña

El club celebra dos décadas de vuelo, uniendo formación y pasión por sobrevolar A Mariña desde Monte Comado hasta Mondoñedo
parapente-vista-de-Mondonedo
9 Nov 2025

Por Ana Somoza.

Cuando habla de volar, Xulio Villarino parece trasladarse mentalmente a alguna de las laderas de A Mariña. El presidente del Club Parapente Ferrol, natural de Fazouro, explica que el club “nació en 2007 en Ferrol, gracias a un grupo de aficionados que por pasión decidieron crearlo”. No fue solo una asociación para reunirse a practicar, ya que desde el principio contaron con una escuela deportiva. Él mismo se formó en esa escuela en 2011 y, apenas tres años después, en 2014, pasó a presidir la entidad.

Su historia es, en buena parte, la historia del club. Villarino subraya que no se trataba de un grupo improvisado, sino de una iniciativa con seriedad y continuidad: “se creó con el objetivo de formar, de tener un espacio federado y de trabajar en común”. Esa seriedad consolidó una estructura que hoy suma alrededor de sesenta socios.

EL CLUB. El presidente insiste en que, a diferencia de otros deportes como el fútbol, no hay socios que solo paguen una cuota sin practicar. “Nuestros socios son deportistas federados, estatutariamente deben serlo”, resume. Eso significa que todos los que forman parte del colectivo tienen una práctica activa. La mayoría son hombres, pero también hay seis mujeres en activo, algo de lo que se siente orgulloso: “somos el club de toda Galicia con más mujeres, con seis pilotos que vuelan con nosotros”. La edad media de los parapentistas se sitúa en los 44 años, y entre los socios destaca un veterano que sigue volando con setenta años.

EL VIENTO COMO GUÍA. El parapente es una disciplina totalmente dependiente de la meteorología. Villarino lo explica con claridad: “las zonas de vuelo se eligen siempre en función de dónde viene el viento y de cómo está orientada la ladera”. En Ferrol tienen el llamado “vuelo madre”, en el Monte das Lagoas, en Ponzos, una ladera orientada al noroeste. “Cuando el viento es de noroeste, nos encontrarás en el Monte das Lagoas, porque el viento tiene que chocar perpendicularmente con la montaña para subir”, dice. Recuerda que el parapente, en condiciones normales, baja, “salvo que encuentres una masa de aire que sube, y en ese caso subes con ella”. Las referencias se multiplican: Monte Ventoso para los vientos del norte-noroeste, Ponzos para el noroeste, Cariño para los del nordeste. Pero cuando habla de A Mariña, su voz se llena de entusiasmo.

“En A Mariña lucense volamos muchísimo en Monte Comado, que es un nor-nordeste. Tiene más ángulos de aceptación, pero en general es un nor-nordeste, lo que permite que sea una de las zonas más volables de toda la comarca”. Afirma que es “la mejor zona de toda A Mariña y, quizá, una de las mejores de Galicia”. El presidente menciona también Mondoñedo, “un sitio muy peculiar porque está muy encajado en el valle”. No oculta que hace años se empleaban otros enclaves como la Curuxeira o el Cadramón, pero hoy esas zonas fueron sustituidas. “Un día de nordeste no vas a la Curuxeira, porque allí solo tienes cinco minutos de descenso. Para eso vas a Monte Comado, que es mejor, porque si el día está bueno puedes estar volando tres horas seguidas”, explica.

UN DEPORTE EXIGENTE. La permanencia en el parapente es baja. Villarino recalca que de cien personas que entran en una escuela, solo un veinte por ciento sigue diez años después. “No porque sea peligroso, sino porque es muy exigente a nivel mental y meteorológico”, aclara. Para volar hay que esperar condiciones muy precisas. El día que trabajas, no puedes volar; cuando libras, puede que tampoco, y si tienes tiempo libre el fin de semana, puede llover. “Es muy frustrante a nivel mental, y mucha gente acaba dejándolo”. También hay un peso social: “en casa enseguida te dicen que es un deporte muy peligroso, y eso también deja huella”. Esa suma de factores hace que muchos abandonen, aunque la pasión se mantenga en quienes superan esas barreras.

MODALIDADES. El parapente tiene tres modalidades principales. La de distancia consiste en salir de un punto y pasar por otros marcados en GPS hasta llegar a una meta que puede estar entre 50 y 300 kilómetros. Existe también la competición de precisión, con una diana en el suelo en la que hay que aterrizar en el centro. Y, por último, están las pruebas de acrobacia, que requieren realizar figuras en el aire. En Galicia no se dan condiciones para las acrobacias, que suelen celebrarse en zonas del interior de la Península con más altura. Aquí se celebran el campeonato de distancia XC en el Larouco, en verano, y también pruebas de precisión. Villarino recalca que “estas son las dos modalidades que hacemos, porque en Galicia no hay condiciones buenas para hacer acrobacia”.

LA ESCUELA. El Club Parapente Ferrol no es solo un espacio para pilotos experimentados. También ofrece un programa para seguidores que, pagando una cuota anual, pueden probar un vuelo en biplaza con uno de los técnicos. “Así puedes ver cómo es el deporte y, si te gusta, ya puedes meterte en nuestra escuela”, cuenta el presidente. Una vez dentro, la progresión continúa con la formación y la práctica, a veces participando en competiciones. Villarino advierte que lo importante es hacerlo con seriedad: “mi consejo es que se busque un club, sea el nuestro u otro, pero que sea un club serio, con gente responsable, que haga las cosas con cabeza. No ir a una empresa que te va a formar diez o quince días y ya está”. El proceso de aprendizaje es rápido a nivel técnico inicial: “en quince días estás volando solo con los instructores guiándote por radio”. Pero volar de verdad es otra cosa: requiere más tiempo, un proceso intelectual. “Necesitas entender cosas de meteorología o de aerodinámica, por ejemplo”.

EL CIELO DE A MARIÑA. Una parte esencial de la conversación con Villarino tiene que ver con el territorio. A Mariña es uno de los mejores lugares para practicar parapente, y el presidente no duda en repetirlo: “Monte Comado es una de las mejores zonas de Galicia”. La orografía, los vientos y las laderas configuran un espacio privilegiado. Habla de la sensación de sobrevolar la comarca, de cómo el viento se convierte en aliado y de cómo se puede permanecer horas flotando en el cielo. Para él, la belleza está en que cada vuelo es distinto, porque depende de las condiciones y del momento. “Los parapentes siempre vuelan hacia abajo, salvo que encuentren una masa de aire que sube, y en ese caso tú subes”. Es esa lucha constante con la física la que hace del parapente una experiencia tan intensa.

UN DEPORTE DE PASIÓN. A pesar de su exigencia, quien queda atrapado por el parapente no lo suelta. Villarino es ejemplo de ello. No oculta que es un deporte que pide tiempo y paciencia, pero también ofrece una recompensa que pocos otros deportes dan: la posibilidad de ver el mundo desde una perspectiva diferente. Describe cómo “cada encuentro con el viento, cada ascenso inesperado, cada planeo sobre una ladera” es una experiencia irrepetible. Y recuerda que A Mariña es un escenario que no tiene nada que envidiar a otros territorios. “Volar es una experiencia que engancha. Es exigente, es compleja, pero también una de las cosas más bonitas que se pueden hacer”, concluye el presidente del club.

CONCLUSIÓN. El Club Parapente Ferrol cumple casi dos décadas de vida, con sesenta socios, una escuela activa y un presidente que insiste en que la clave es la seriedad y la formación. Villarino, nacido en Fazouro, repite que “lo importante es hacerlo con responsabilidad y disfrutarlo”. El cielo de A Mariña sigue siendo uno de los mejores lugares para comprobar que la sensación de volar no es solo un sueño, sino una realidad que cada día experimentan los parapentistas que ascienden al Monte Comado, al valle de Mondoñedo o a las laderas de Ferrol. “Volar es una experiencia que engancha. Es exigente, es compleja, pero es también una de las cosas más bonitas que se pueden hacer”, concluye el presidente del club.

⚙ Configurar cookies
0.23536705970764