El incendio de Larouco se convierte en el mayor de la historia de Galicia con 20.000 hectáreas calcinadas

Declarado el miércoles 13 de agosto, el incendio de Larouco ha arrasado ya unas 20.000 hectáreas, extendiéndose por Quiroga, O Barco de Valdeorras, O Bolo, Carballeda de Valdeorras, A Rúa, Petín, Rubiá, A Veiga y Vilamartín de Valdeorras. El frente, convertido en el de mayor extensión de la historia de Galicia, continúa activo y moviliza a más de 150 brigadas y alrededor de un centenar de motobombas.
El incendio supera ya al de Chandrexa de Queixa, que sigue activo y que, tras fusionarse con el de Vilariño de Conso, ha calcinado desde el viernes 8 de agosto unas 17.500 hectáreas. Este fuego afecta gravemente al Macizo Central ourensano, una de las zonas más castigadas por los incendios de los últimos años. El frente se ha extendido también a Manzaneda, Montederramo, A Pobra de Trives, O Bolo y Laza, y obligó a desplegar un operativo masivo con más de un centenar de brigadas, cerca de un centenar de motobombas y el refuerzo de medios aéreos y de la UME.
Por su parte, en Oímbra el fuego ya ha calcinado alrededor de 15.000 hectáreas, extendiéndose a los términos municipales de Monterrei, Cualedro, Verín, Laza, Trasmiras, Castrelo do Val y Baltar, convirtiéndose en el tercero de mayores dimensiones de la historia de Galicia.
En Quiroga, la situación se vive con miedo y preocupación por la proximidad de las llamas a varios núcleos de población. El fuego avanzó peligrosamente hacia la aldea de A Seara, que se libró del gran incendio que arrasó O Courel en 2022, con 11.500 hectáreas calcinadas, el mayor de Galicia hasta este año, y que ahora vuelve a estar amenazada.
Durante la jornada del lunes, los medios aéreos pudieron intervenir por primera vez tras días de inactividad debido al humo. Su apoyo fue clave para contener el avance del frente hacia A Seara y O Mazo. Aun así, las llamas cruzaron Chao da Casa y alcanzaron el valle de Vilar de Mondelo, aunque finalmente pudieron ser contenidas antes de afectar al núcleo. También se logró proteger las aldeas de Piñor, Rugando y Vilarmel.
La devastación, sin embargo, ha dejado graves huellas en la comarca. En la tarde del lunes, el coche de una vecina quedó calcinado por las llamas. En Alvaredos ardió una vivienda habitada, y en el pueblo de Ferreira el fuego arrasó prácticamente toda la aldea, salvándose únicamente algunas casas.