En los últimos días se está celebrando un debate sobre la reforma de la ley de la cadena alimentaria, aspecto clave para conseguir unas relaciones comerciales justas entre las distintas piezas de la cadena de comercialización; productores, industrias y distribuidores, según indica Fruga.
Los contratos lácteos entre productores e industria van a ser renovados en los próximos meses. Las ofertas que tienen que presentar la mayor parte de las industrias lácteas llevan implícito que los precios deben cubrir los costes de producción, algo que desde Fruga “llevamos reclamando hace ya varios años”.
El colectivo considera que “el cálculo de los costes de producción no se puede fijar como se vino haciendo en las últimas renovaciones contractuales, en las que la industria presentaba una oferta al ganadero o ganadera, y esta tenía que firmar que el precio fijado de forma unilateral por la industria cubría los costes de producción. Algo totalmente inverosímil, ya que al final era la industria la que fijaba los costes de producción sin ningún tipo de cálculo”. “Para fijar el coste de la producción láctea, no sirve que se haga de forma unilateral por parte de la industria, previa firma del ganadero, ya que de no firmar no le recogerían la leche. A día de hoy el cálculo de estos costes, tiene que hacerse a través de estudios serios puestos en marcha por los numerosos organismos que tanto la Xunta de Galicia como el propio ministerio poseen, como puede ser el Rengrati, o bien el observatorio de precios lácteos. A través de esos cálculos es como se tiene que fijar el precio de la leche para las distintas modalidades de producción”, añade.
Desde la Fruga consideran que los últimos estudios que circulan pueden ser ilustrativos de lo que cuesta producir un litro de leche, “y al mismo tiempo consideramos que la propia Consellería de medio rural debería tener suficientes datos para poder fijar esa cuantía, especialmente a través del observatorio de precios de la leche, aunque bajo los gobiernos Feijoó, sirvió únicamente para observar los precios y no para calcular los costes de producción. De lo contrario volvemos a hablar de una ley de la cadena alimentaria viciada y que no sirve realmente para cumplir sus objetivos”.
