La Sala de lo social del Tribunal Supremo inició la instrucción del recurso que presentó Alcoa contra la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) que anulaba por mala fe de la aluminera el ERE para 524 empleados de la fábrica de San Cibrao.
La parte sindical confía en que el nuevo fallo no tarde mucho en conocerse y ratifique la sentencia del tribunal gallego. Mientras, Alcoa cree que ahora el Supremo “concluirá que la empresa actuó de buena fe durante lo proceso de consultas con los representantes de los trabajadores y lo llevó a cabo de manera justa y conforme a los requisitos legales”.
El objetivo del recurso será estudiar se hay causa de inadmisibilidad del recurso y de ser así lo trasladarán al fiscal y cuando este emita su informe el instructor dispondrá de diez días para proponer la fecha de votación y el fallo.
Mientras tanto, nada más se sabe aún sobre la negociación para la venta de la fábrica por parte de Alcoa a la Sepi, que debería terminar el día 30. La mesa multilateral en la que se informa del proceso no estaba aún convocada pero se celebrará, como muy tarde, este jueves.
También en estos momentos de incertidumbre, los miembros del comité se reunieron con el conselleiro de Economía, Francisco Conde, ayer, y con la portavoz del BNG, Ana Pontón, en la jornada de hoy.
Existe un acuerdo entre todos de solicitar a la Sepi que se avance en el proceso de venta y buscar un acuerdo con Alcoa. Segundo indican, la alumeira está pidiendo condiciones más altas de las que había en la negociación de septiembre.
Pontón, por su parte, Pontón urge la intervención de Alcoa por parte del Estado y de la Xunta ante el “naufragio” de la opción de compra-venta de la factoría.
Tras un encuentro con el comité de empresa en la factoría de San Cibrao, la líder nacionalista subrayó que se trata de la única planta de producción de aluminio primario de todo el Estado y que esa producción es viable, máxime en un momento de precios al alza.
Pontón también se pregunta quien esta pilotando la busca de una solución para la planta de A Mariña, con una ministra de Industria centrada en la competición electoral madrileña y un presidente de la Xunta ausente de un proceso no que Galicia se juega tanto.
